Esto debería cambiar tu mentalidad
Te voy a contar algo que, si lo pillas, puede que no vuelvas a ver tu negocio igual.
Estaba en una formación. Otra más de las que hago. Creía que iba a aprender a escribir mejor —la paranoia que me ha dao ahora, tú ya sabes—. Lo típico en mí, más seguío que una paja en agosto.
pero gueno, ¡ te cuento!
El formador, un copywriter de los de antes. De esos que escriben con máquina de escribir y que cobran cheques con más ceros que una clave de WiFi mal apuntá
Nos miró con cara de haberlo visto todo… y nos soltó la pregunta:
—Imaginad que vais a montar un negocio de hamburguesas.
¿Qué ventaja competitiva elegiríais para arrasar?
Los que estábamos allí —ilusionados, novatillos, pardillos llenos de teoría— empezamos a tirar ideas como quien lanza billetes en una despedida:
—La mejor ubicación.
—La mejor carne de wagyu.
—Una Salsa que vuelva locos a tor mundo.
Nos miró. Sonrió. Y entonces soltó la bofetá sin pan ni na:
—Yo lo que querría es… una multitud hambrienta.
Ostias
Silencio
Ese tipo acababa de tirarnos a la cara años de postureo, branding vacío y obsesión con el logo perfecto.
Y lo peor es que tenía razón el cabrón
Mientras tú piensas en cómo pulir el mármol de tu escaparate digital, hay gente ahí fuera con hambre, sed, ganas, necesidad, mucha necesidad
Pero ni te has molestado en buscarlos. Estás tan ocupado cocinando la hamburguesa perfecta, que se te ha olvidado lo único que de verdad importa:
«que haya alguien deseando comérsela.»
Ese día no aprendí a escribir mejor. Que también
Aprendí algo más jodidamente útil.
Aprendí a vender.
Feliz Martes
PD1. Esta historia no me paso a mi, y es mas antigua que el hilo negro, pero lo que sí sé —y lo sé con la certeza de quien ha visto demasiada tontería online— es que esta historia tiene más valor que todos esos reels juntos de Instagram en los que un tio con americana barata de Aliexpress y cara de gurú te promete libertad económica.