La marea

Hace unos días me escribió uno de mis alumnos. De los que llevan poco tiempo en este mundillo
La verdad que estaba decaído. Las ventas flojas. Abatido es la palabra
Esa sensación de que todo cuesta más de la cuenta.

“¿Manuel, qué hago? ¿Aprieto más o me relajo y espero a que pase la tormenta?”

 

Mi respuesta fue sencilla:
Ni una cosa ni la otra. Haz lo que puedes controlar. Y hazlo cada día.

 

Este vaivén es parte del juego pollita. Sube, baja, sube, vuelve a bajar… y a veces parece que te va a tragar.

Pero si estás haciendo las cosas bien es un error pensar que eres tú el que está fallando.

Cuando, en realidad, lo que está pasando es simplemente:
negocio en movimiento.

La clave está en no ceder a lo que no depende de ti.
Y centrarte en lo que sí puedes controlar

 

Puedes controlar si escribes a tu lista o no.

Puedes controlar si mejoras tu producto un 1% hoy.

Puedes pedir feedback  a antiguos clientes

 

Puedes lanzar un nuevo tipo de sesión,

Puedes probar una estrategia distinta.

Puedes levantarte antes. Acostarte más tarde.

Puedes hacerlo aunque no tengas ganas.

 

¿Sabes qué no puedes controlar?

Las modas. El algoritmo. La economía.
Pero puedes controlarte a ti. Y eso es mucho más poderoso.

 

Porque cuando el negocio va lento, no es una crisis.
Es una oportunidad disfrazada de silencio.

Es el momento perfecto para prepararte. Mientras otros se acomodan.
Tú ajustas, afinas, mejoras y te haces más fuerte.

Y cuando el mercado se reactive —porque lo hará, siempre lo hace—
Tú estarás listo para salir a morder.
Y ellos… seguirán esperando a que algo cambie solo.

Así que ya sabes:
Deja de mirar la báscula y empieza a entrenar.
Y si hay que apretar los dientes, se aprietan.
Porque los que ganan de verdad… no se rinden cuando baja la marea.
Se entrenan para nadar mejor.

En breve nos vemos en la orilla y gestionar esos altibajos

Feliz Sábado

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